Jubilación


El próximo día 26 de enero nuestra querida compañera Carmen Pérez se jubila, después de toda una vida dedicada a la enseñanza.

Lola-¿Qué sientes en este momento?

Carmen– Antes de que estuviera tan cerca la fecha, tenía ganas, son muchos años, pero ahora, la verdad es que me siento bastante triste, aunque no es exactamente la palabra.

L- Si no hubieras sido maestra, ¿A qué te hubiera gustado dedicarte?

C– Justo antes de empezar a estudiar Magisterio, tuve un profesor que hizo que me gustase muchísimo la Química, y durante un poco de tiempo estuve pensando en estudiar la carrera, también me gustaba mucho la Historia, pero ganaron mis ganas de ser maestra. Nunca me he arrepentido de mi decisión.

L- ¿Qué recuerdos tienes de tu vida docente?

C– Mi primer año en la escuela rural, tan diferente y después mi incorporación a la Educación compensatoria (como se llamaba entonces) que me abrió un mundo nuevo, y … todos los cambios en las leyes de Educación que he vivido.

L- ¿Qué es lo mejor para ti de esta profesión?

C– Poder enseñar, o poner la semilla para que aprendan los alumnos, ver como se sienten felices cuando consiguen hacer algo que les parecía difícil, descubrirles cosas.

L- Tu trabajo se desarrolló principalmente con niños con dificultades de aprendizaje. ¿Qué destacarías de estos alumnos?

C– Eran sobre todo alumnos de otras etnias y de otras nacionalidades. Al estar en grupos más pequeños y poder tener una relación más personal con ellos, he aprendido mucho de sus costumbres, su cultura; me han enseñado a tener más paciencia, a relativizar los problemas, pues comparándolos con los que ellos tenían o habían tenido, los míos eran poco importantes.

L-Antes de estar en Romareda, ¿En qué otros colegios estuviste?

C– Mi primer trabajo fue como interina en Paniza, tenía a mi cargo el aula de los niños de 1º y 2º (juntos), allí estuve el segundo trimestre. Después, también como interina, estuve en un pueblo llamado Plenas donde me hice cargo del aula de los alumnos de 1º a 4º, junto con unos 6 niños de Infantil durante el último trimestre. Al curso siguiente, entré en un colegio concertado del barrio Oliver donde permanecí hasta que vine aquí en el curso 2010-11

L- ¿Quién te metió el gusanillo de la lectura?

C– No lo recuerdo muy bien, pero supongo que fue en la escuela, allí por las mañanas se estudiaba y por la tarde se hacía “labor”, es decir se cosía, y mientras tanto una alumna, a turnos, leía de un libro, y así todos los días. Como mi maestra era mi vecina de casa, luego me dejaba llevarme libros a casa. Todos los años los Reyes me traían siempre algún libro. Hasta hace poco, que los regalé, he guardado 4 libros de una colección de Mary Poppins que me regaló un amigo de mis padres. Para mí los libros son un tesoro y me cuesta bastante desprenderme de ellos.

L- En los últimos años has sido compañera mía en la biblioteca, ¿Por qué pediste este puesto?

C– En realidad no lo pedí, me lo asignó Ricardo que era entonces el director, pero me encanta, en mis clases siempre he hecho muchas actividades de animación a la lectura, incluso con los alumnos que estaban aprendiendo español.

L-¿Qué consejos darías a los chicos que quieran dedicarse a la enseñanza?

C– Sobre todo que tengan paciencia, que no se desesperen si parece que no consiguen nada, que se interesen personalmente por sus alumnos, que tengan curiosidad por conocer nuevos sistemas, que no olviden seguir preparándose continuamente y que recuerden, que lo importante son las personas, no los papeles que hay que hacer.

Carmen, me ha encantado tenerte como compañera en este lugar tan especial que es la biblioteca porque las dos compartimos la misma pasión por la lectura. Te voy a echar de menos.

Disfruta de esta nueva etapa de tu vida.


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